¡¡¡El pisapapeles ha vuelto a la vida!!!

Llevo más de una hora con el portátil en marcha y todavía no puedo dejar de asombrarme de que funcione...

Como comentaba en el post anterior, Cinco céntimos o un horno de cocina para arreglar la gráfica del portátil, resulta que el técnico de la tienda de informática Webmática de Sabadell al que he consultado ha identificado el problema de mi portátil en cuanto le he dicho qué le pasaba y el modelo del mismo... A partir de ahí, su solución pasaba por colocar una moneda de cinco céntimos a modo de "pasta térmica" sobre el chip de la tarjeta gráfica.

Esta solución, que puede sonar a chiste, lo único que requiere es tener un buen destornillador, seguir las instrucciones para desmontar el portátil (por ejemplo, éstas) y dedicarle algo de tiempo y paciencia al tema... Al fin y al cabo, el portátil no era usable tal y como estaba, así que no podía perder nada.

Pues bien, después de comer, he decidido ponerme manos a la obra. Aunque se me han resistido un par de conectores, he conseguido desmontar el portátil sin demasiados contratiempos (aunque me ha llevado un bueno rato). Finalmente, he conseguido llegar al disipador, desmontarlo, y comprobar que puede haber como milímetro y medio entre el disipador de cobre y el chip de la gráfica. Vale, había algo de pasta térmica de un bonito color azul, pero a la vista de la incapacidad para arrancar, de poco servía.

Ha llegado el momento crítico y con él la pregunta: ¿me lío a martillazos con una moneda de cinco céntimos o será perder todavía más tiempo y hacer el ridículo en casa?

Antes de empezar a pegar martillazos sin ton ni son, he decidido realizar una prueba, colocando la moneda a pelo entre el disipador y el chip; de esta manera esperaba obtener una medida aproximada de cúanto habría que aplastar la moneda para que el invento, en el mejor de los casos, pudiera funcionar.

Como he dicho, la separación entre los dos elementos es tan grande, que la moneda de cinco céntimo cabe perfectamente, aun cuando he apretado los tornillos al máximo. Mejor: siempre es bueno ahorrarse unos cuantos martillazos.

Siguiente pregunta: ¿voy a la tienda y compro pasta térmica? De nuevo, he pensado que el invento tenía pocas probabilidades de funcionar, así que he decidido minimizar gastos.

Curiosamente, volver a montar el portátil ha sido mucho más sencillo y rápido que desmontarlo, aunque normalmente es justo al revés. Sólo me ha sobrado un tornillo, de lo que me he dado demasiado tarde y cuando ya no tenía ningunas ganas de perder más tiempo.

Porque éso pensaba que había sido este experimento: una pérdida de tiempo. Casi al final he visto que uno de los cables del pulsador de encendido del portátil estaba cortado (sin duda, al extraerlo he debido estirar demasido). Después de plantearme qué hacer durante un rato, he decidido tirar pa'lante y colocarlo tal cual. De nuevo, el argumento que me ha llevado a hacer ésto ha sido algo del estilo "lo pruebo, y si funciona, ya lo arreglaré".

Así que cuando he pulsado el botón de encendido y, pese a tener un cable cortado, el portátil ha arrancado, he albergado alguna esperanza de que todo funcionara.

Y cuando, después de unos segundos, he visto que en la pantalla aparecía el mensaje de la BIOS, no podía dar crédito. He apagado y vuelto a encender; de nuevo, mensaje de BIOS. Una tercera vez; todo bien. He entrado en la BIOS y de nuevo, como si nada hubiera pasado.

Al final me he dicho que había que acabar de montarlo y ver cuánto aguantaba el invento. Así que he acabado de atornillar el teclado, he colocado la tarjeta wifi, el disco, la memoria y la batería... Lo he puesto "boca arriba" y zás, botonazo de encendido.

De nuevo, tras unos segundos, la pantalla se ha iluminado e incluso ha arrancado la instalación de Windows 7 (que copié en el disco para instalarlo en el nwtbook de mi sobrina, como comenté en Instalando Windows 7 en un netbook (sin lector de CV/DVD) y que ya ni recordaba que tenía en el disco...

Después del éxito, sólo quedaba una cosa por hacer: ir corriendo al súper, comprar un poco de cava y acudir a la tienda a felicitar al técnico. Desgraciadamente, el técnico que me ha atendido esta mañana no estaba, así que he hecho entrega del cava a un compañero que ha flipado pepinillos.

Y de vuelta a casa, ya estoy instalando de nuevo el sistema operativo en este portátil renacido...


P.S. De vez en cuando se apaga sospechosamente... Probablemente tenga que volver a desmontarlo y colocar algo de pasta térmica tanto sobre la moneda de cinco céntimos como sobre el disipador de la CPU

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